6 maneras de aprender ciencias a través del juego

6 maneras de aprender ciencias a través del juego

    • Reconoce la indagación (las preguntas y procesos que surgen puramente de interés y se manifiestan a través del juego).
    • No intentes convertir la indagación en una lección. De hecho, no interfieras en absoluto mientras el juego no sea peligroso.
    • Anima a tu hijo a jugar con las ideas y explorar.
    • Siempre alienta las preguntas, y nunca des explicaciones o respuestas antes de que hayan tenido la oportunidad de jugar, preguntar o experimentar. Ayúdalos a hacerse preguntas y desarrollar ideas.
    • Fomenta el juego social, que a menudo conduce a preguntas de interés mutuo.
    • Proporciona a los niños una variedad de materiales y espacios para jugar.

Los niños nacen siendo científicos y son expertos en el juego. Estos dos no son mutuamente excluyentes. Una cantidad sustancial de investigación ha demostrado que el juego y la ciencia están de hecho entrelazados.

A menudo no puede existir uno sin el otro, especialmente porque los niños están en sus años de desarrollo. La curiosidad de un niño es un poderoso motor de exploración, investigación e indagación. De hecho, es nuestra capacidad humana innata de asombro lo que a menudo impulsa el aprendizaje, despierta nuestros intereses y nos empuja a querer aprender más. El juego les brinda a los niños una forma de explorar creativamente, sin límites y sin interferencias. A través del juego, los niños pueden buscar respuestas a algunas de las preguntas científicas más puras y poderosas.

Imagina a un niño que comienza a soplar burbujas en su leche por primera vez. Como su padre, puedes pensar en el desorden potencial, pero para el niño, se ha producido un descubrimiento profundo. A través de ese juego, se ha producido una reacción interesante y observable. Por supuesto, el siguiente paso lógico es ver si él puede producir burbujas más grandes al soplar más fuerte, y ese desastre que temías ahora se ha convertido en realidad. La leche se ha derramado por toda la mesa. Si miras más allá del desastre, verás que algo increíble ha sucedido. Tu hijo ha participado en un proceso científico en su máxima expresión. Descubrió cómo hacer burbujas en su leche, está utilizando habilidades de observación y se está embarcando en procesos de investigación. Ya sea que haya verbalizado su pregunta o no, intentó responder alguna versión de la misma: "Me pregunto qué pasaría si ...". Puede jugar e investigar más. La próxima vez que beba agua, puede intentar soplar burbujas como lo hizo con su leche. No funciona tan bien. "Mamá, ¿por qué mi agua no hace burbujas?", pregunta él. Ahora él está comparando y contrastando. El está resolviendo problemas. Si lo dejas, incluso puede crear un experimento comprobable quizás agregando un poco de leche al agua e intentando nuevamente. Esto es juego, y esto es ciencia.

El juego libre significa proporcionarle materiales a tu hijo y quitarte del paso, siempre que esos materiales sean seguros. En otras palabras, no debe haber interferencia, objetivo ni tarea bien intencionada.

Según investigaciones recientes, el juego libre en la ciencia conduce a un mayor desarrollo conceptual. Por ejemplo, un niño puede descubrir conceptos de electricidad como adhesión electroestática a través del juego con globos. Ahora, ten en cuenta que el niño no descubrirá vocabulario a través de su juego, pero cuando ese vocabulario se enseña, ya sea por los padres o maestros, se le provee una experiencia significativa a la cual unir los términos enseñados.

El valor del juego reside en la capacidad del niño para controlar su mundo de juego. Siéntate y mira el proceso. Los niños que participan en juegos científicos libres se enfrentarán a una variedad de situaciones que ellos mismos crean, y a menudo exhibirán un pensamiento de orden superior como la resolución de problemas, el pensamiento divergente (la capacidad de ver múltiples posibilidades), la creatividad, el proceso científico, la investigación, y la aplicación de lo que ya han aprendido. Los niños pueden desarrollar y probar hipótesis, experimentar e investigar múltiples posibilidades. Todo este asombroso proceso es impulsado por la maravilla y la curiosidad a través del poder que tiene el juego.

¿Es tu hijo el próximo gran científico? ¡Déjalo jugar, y es muy posible que lo sea!

    • Reconoce la indagación (las preguntas y procesos que surgen puramente de interés y se manifiestan a través del juego).
    • No intentes convertir la indagación en una lección. De hecho, no interfieras en absoluto mientras el juego no sea peligroso.
    • Anima a tu hijo a jugar con las ideas y explorar.
    • Siempre alienta las preguntas, y nunca des explicaciones o respuestas antes de que hayan tenido la oportunidad de jugar, preguntar o experimentar. Ayúdalos a hacerse preguntas y desarrollar ideas.
    • Fomenta el juego social, que a menudo conduce a preguntas de interés mutuo.
    • Proporciona a los niños una variedad de materiales y espacios para jugar.

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